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Saturday, January 06, 2007

El origen pagano del roscón de Reyes


Como colofón a las festividades navideñas, en las que polvorones y turrones ocupan un lugar preferente, los primeros días del año traen de nuevo a la mesa la tradición del roscón de Reyes. Sus orígenes, sin embargo, nada tienen que ver con estas celebraciones sino con unas fiestas que los antiguos romanos celebraban a principios de año para honrar a Jano, dios de las puertas, también conocido como el “dios de los pasteles”.

En la mitología romana, Jano se representaba con dos caras mirando en sentidos opuestos. Era el dios de las puertas, los comienzos y los finales y también de los cambios. A él se consagró el primer mes del año que pasó del latín “Ianuarius” a “Janeiro” y de ahí derivó a Enero.

Desde mediados de diciembre y hasta finales de marzo, el imperio romano celebraba las fiestas de invierno, durante las cuales se invocaba la protección de sus dioses. Cada 1 de marzo marcaba la llegada del año nuevo porque, según las creencias romanas, al llegar la primavera aumentaban las horas de luz y los árboles y plantas volvían a brotar, lo que significaba el comienzo de un nuevo ciclo.


Celebraciones romanas
Con motivo de estas fechas se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel que se repartían entre los más desfavorecidos, plebeyos y esclavos y en cuyo interior se escondía un haba seca que significaba la prosperidad y que convertía a quien la encontraba en “rey de reyes” por un corto período de tiempo.

Otra creencia apunta la posibilidad de que pudieran surgir en las fiestas saturnales que se celebraban en diciembre, destinadas a los esclavos y cuyo premio, para quien encontrase el haba, consistía en ser liberado durante el espacio de tiempo que durasen las celebraciones.

En el siglo III el rito pagano se convirtió en una fiesta en la que el protagonismo era para los niños y quien encontraba el haba, se convertía en rey por un día. Hacia el año 1000, la Iglesia logró cristianizar el espíritu pagano de la celebración, superponiendo la fecha del nacimiento de Jesucristo al solsticio de invierno.

La tradición se extendió por toda Europa, con el haba simbolizando al niño Jesús. En algunos lugares de Francia, la figura del "rey haba" recaía sobre el niño más pobre de la ciudad y adquirió tanta importancia que el afortunado era objeto de grandes celebraciones y se le vestía de gala. De esta forma, la fiesta de “Le Roi de la Fave”, que data del siglo XI, sería una recuperación de las antiguas fiestas romanas.

Uno de los mayores impulsores de este dulce fue el rey francés Luis XV. Según cuenta la historia, el cocinero de la Corte, de origen eslavo, quiso agasajar al monarca el día de Reyes con un roscón tradicional de su tierra, que guardaba como sorpresa en su interior un medallón de diamantes, comprado en colaboración con otros miembros del servicio.

De la nobleza al pueblo
La tradición del roscón con un regalo escondido dentro comenzaba a perderse en los países del Este de Europa pero fue del agrado de Luis XV, quien decidió darla a conocer entre la aristocracia francesa y europea, esta vez introduciendo una moneda como sorpresa.

En el siglo XVIII, el pastel, conocido como el "Gateau du Roi", fue importado a España por el rey Felipe V de Borbón como culminación de las fiestas de Navidad y rebautizado como "Roscón de Reyes". Al elaborarlo se cubría con frutas escarchadas y en su interior solía esconderse una pequeña sorpresa, en ocasiones de gran valor. El dulce tuvo una excelente acogida por parte de la nobleza y pronto pasó al pueblo llano. Madrid y Sevilla se convirtieron en importantes puntos de referencia a la hora de elaborar esta tradición de la repostería y la costumbre se extendió rápidamente, no sólo al resto del país, sino también a las colonias del exterior, especialmente a México.

Cuando el roscón de Reyes llegó a tierras españolas, la sorpresa de su interior era una moneda, sin embargo la tradición hizo reaparecer el haba en su interior, un cambio que se achaca a los reposteros catalanes, para transmitir que el haba simboliza el resurgir de la vida, la regeneración y el año nuevo.

El premio fue evolucionando hasta convertir la moneda en pequeñas figuritas, costumbre que hoy en día está generalizada en toda España. La creencia dice que quien encuentra la figura en su trozo de roscón tiene suerte todo el año y es coronado como “rey de la casa”, mientras que a quien le toca el haba debe pagar el postre. En algunas regiones de España es tradición recitar un poema a la hora de presentar el roscón en la mesa:

He aquí el Roscón de Reyes
tradición de un gran banquete,
en el cual hay dos sorpresas
para los que tengan suerte.
En él hay, muy bien ocultas,
un haba y una figura;
el que lo vaya a cortar
hágalo sin travesura.
Quien en la boca se encuentre
una cosa un tanto dura,
a lo peor es el haba,
o a lo mejor la figura.
Si es el haba lo encontrado
este postre pagarás,
mas si ello es la figura
coronado y rey serás























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